El señorito Rajoy y un señor de Murcia |
Como ya comienza a cumplir su programa: homeopatía en lugar de medicina; religión en la escuela; aborto en tu casa si eres mujer pobre o en Londres si perteneces a la clase social que Rajoy y los suyos (no sus votantes, sino los que le hacen y para los que hace las leyes, aunque tengan el permiso para saltárselas); la Porra en lugar de la Palabra... Como ya comienza a cumplir su programa (menos en lo de crear empleo y ahuyentar esta pobreza de posguerra), no corre el riesgo de que le cree la derecha de su derecha una Marea Gris. Así que "todos juntos de la mano caminando...".
Faltó mandar Rajoy a los suyos a enfrentarse a los otros a la "repla", que era donde quedaban los de la Santa Cruz de Caravaca tras las clases, para hostiarse.
Fue en Murcia, una tierra donde Valcárcel, que se va pero no se va, ha podido imponer con su mayoría silenciosa (a excepción de cuando les tocan el agua, que es de todos pero se la beben los campos de golf de unos pocos, la agricultura extensiva de otros pocos, las urbanizaciones de los de antes) el modelo del PP hasta sus últimas consecuencias. Como en la Valencia de Camps y Zaplana.
En cualquier acto de partido -el que sea: Zapatero en Murcia y sus groupies borrachas- a lo más que puedes aspirar es a encontrar fans y fanáticos: como los socialistas se averguenzan de su Internacional, tal vez los populares de su "Jesusito de mi vida...". No sé, hablo por hablar, a más de uno y dos mítines he asistido... pero eran de pueblo y si tenías suerte te invitaban a cordero segureño.
Sigamos. O volvamos. Desde los movimientos sociales se convocó una protesta a la puerta de Congreso del PP, a la que acudieron no más de doscientos. Que tome la palabra uno de ellos, que andaba por allí (como Aute, o Aute en la voz de Pedro Guerra, que lo prefiero): "Éramos apenas 200 personas, muchos menos
de los que se reunían frente a nosotros en el Auditorio Regional.
Nosotros protestando pacíficamente rodeados literalmente por la policía
como presuntos delincuentes. La policía, en actitud intimidatoria todo
el tiempo hasta que se decidieron a detener a un par de chicos, para que
todos supiéramos a que están dispuestos. Dentro del Auditorio había
muchos presuntos delincuentes, también literalmente, pues había decenas
de dirigentes y cargos públicos del PP inmersos en causas penales por
corrupción en calidad de imputados. La policía no los vigilaba sino que
los protegía en su derecho democrático a reunirse y proclamar unas
cuantas mentiras. Los vigilados eramos nosotros". La introducción es de Patricio Hernández, que sí estuvo allí, que recuerda -preguntándose por qué no protestaban más (¿la mayoría silenciosa? ¿la mayoría silenciada?)- Odio a los indiferentes de Antonio Gramsci (1917).
Como eran apenas doscientos, a los cuerpos y fuerzas de seguridad de Rajoy no les hizo falta recurrir a los seguratas del Topacio o la On que pronto sustituirán en los barrios de los ricos a la actual policía ¿pública?. Si vives como yo en el Carmen mejor no salgas a la calle, búscate un piso cerca del de Varcálcel (si puedes permitírtelo y te lo permiten los suyos).
La noche del día que Rajoy estaba en Murcia Rodea el Congreso (cerca de mil personas) insistió en lo suyo con el saldo de 23 heridos y 7 detenidos.
Violencia y violencia; violencia física, violencia verbal...
Mientras la calle arde, se desataba una guerra de tuits entre partidarios y contrarios del PP de Rajoy: #RazonesPP y #QuéCelebran14D. No sé quién ganó ese "la tengo más larga" o "eres tú John Wayne o lo soy yo". Tampoco importa. La Generación I Like que preferimos la vida que no mancha, la que tuiteamos.
Esta guerra no cruenta tenía un punto simpático. La muchachada y sus tuits. ¿Guerra sicológica mientras, la Marea Azul "nos vemos en la calle" se enfrenta contra las otras Mareas. Y acechante la ominosa Marea Gris? No había demasiado que celebrar este 14 de enero, sí mucho que trabajar para que el enfrentamiento político que ya se ha trasladado a la calle no la prenda. Pero Rajoy ha decidido, como el artista que vivió tiempos mejores, hacer sus bolos por provincias. O lo mismo como el que estrena obra antes de llevarla a Madrid afinarla. ¿Toreará en Barcelona también? Esperemos ese próximo Año Mariano.
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