Cuarto de entrada, según La Verdad, ese aspecto presentaba la plaza de toros de Caravaca el domingo 4 de octubre para asistir a la corrida de rejones. Los rejoneadores, por supuesto, salieron a hombros.
El Ayuntamiento de Caravaca llegó en enero a un acuerdo con empresario Antonio Soler para que gestionara su plaza. ¿Ese acuerdo qué coste ha supuesto -si lo ha supuesto- para los caravaqueños, que si no es para ayudar a los ancianos no hacen cola para asistir a una corrida?
Despejada queda la duda de si los nuevos alcaldes socialistas -caso Caravaca o Cehegín- tienen afición taurina, no sabemos sin embargo si en el primero de los municipios, cuando finalice el contrato con este empresario se renovara, sobre todo si el Ayuntamiento de alguna manera subvencionara este festejo, bajo qué criterios lo hace: ¿económico,aporta algo a la economía caravaqueña? ¿artístico? ¿de paisanaje: se adivina en el horizonte un José Tomás caravaqueño?
La ideología debería separarse del toreo -aunque mucho tiene que ver con la reacción adversa que producen la defensa a ultranza que ha hecho el Partido Popular-, pero en estos nuevos tiempos de transparencia y participación bueno es que la ciudadanía conozca el coste y conociéndolo decida si apuesta por su mantenimiento.
PD. Tuvo más éxito la discoteca Class al traer a una de sus fiestas de noche al torero Pepín Liria que Antonio Soler con los rejoneadores (por no hablar de los recortadores).
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