El jueves 26 el mundillo de la prensa, esta vez la catalana, fue noticia porque doce periódicos sacaron un editorial en defensa del Estatuto de Autonomía. Más que en defensa, se podría hablar de en ataque. Porque es un ataque en toda regla al Tribunal Constitucional. Vamos a destacar algunos de sus puntos:
Primero. Después de casi tres años de lenta deliberación y de continuos escarceos tácticos que han dañado su cohesión y han erosionado su prestigio, el Tribunal Constitucional.
Segundo. El Tribunal Constitucional ha sido empujado por los acontecimientos a actuar como una cuarta cámara, confrontada con el Parlament de Catalunya, las Cortes Generales y la voluntad ciudadana libremente expresada en las urnas.
Tercero. Por respeto al tribunal -un respeto sin duda superior al que en diversas ocasiones éste se ha mostrado a sí mismo- no haremos mayor alusión a las causas del retraso en la sentencia.
Y cuarto. Hay quien vuelve a soñar con cirugías de hierro que cercenen de raíz la complejidad española. Esta podría ser, lamentablemente, la piedra de toque de la sentencia.
Estos son algunos de los puntos donde podríamos decir que se presiona o se pone en duda la honestidad del Alto Tribunal: luego están los argumentos de siempre sobre la necesidad de una nueva relación entre España y Cataluña. Transcribimos lo que una parte de Cataluña que se llama a si misma el todo piensa de sí misma: "Los catalanes pagan sus impuestos (sin privilegio foral); contribuyen con su esfuerzo a la transferencia de rentas a la España más pobre; afrontan la internacionalización económica sin los cuantiosos beneficios de la capitalidad del Estado; hablan una lengua con mayor fuelle demográfico que el de varios idiomas oficiales en la Unión Europea, una lengua que en vez de ser amada, resulta sometida tantas veces a obsesivo escrutinio por parte del españolismo oficial, y acatan las leyes, por supuesto, sin renunciar a su pacífica y probada capacidad de aguante cívico".
Por ultimo, el editorial catalanista hace esta referencia: "Si es necesario, la solidaridad catalana volverá a articular la legítima respuesta de una sociedad responsable". A quien no sea catalán o historiador, esto ultimo de la solidaridad catalana debe decirle poco. La Solidaridad Catalana nace en 1905, en una España con voto aunque no democrática, como consecuencia de la Ley de Jurisdicciones Militares. El intento de igualar, para desprestigiarla, la España democrática a la España franquista o anterior es ya una constante en el catalanismo. El Tribunal Constitucional, tal y como está, es una chapuza. Pero es lo que tenemos: su sentencia debe ser válida tanto para los que aceptan como los que rechazan el Estatuto. Porque en última instancia las dos posturas, aunque opuestas, al final significan lo mismo: España se rompe. Si la sentencia es favorable a los catalanistas, el Partido Popular dirá que se desintegra la patria. Si la sentencia es contraria, el Partido Socialista catalán y sus aliados independentistas dirán que España no comprende a Cataluña y que, por tanto, esta última tendrá que empezar a buscarse su propio camino.
En definitiva, y haga lo que haga el Constitucional, para unos o para otros España se va a romper.
En El País Antonio Elorza publica Catalunya o la caja de Pandora.
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