jueves, 31 de diciembre de 2009

¿Hay que ver las películas de Zulueta o Pasolini cuando joven?


Iván Zulueta era cine de madrugada universitaria. De vino barato y canutos. De largas conversaciones tras la película y de volver a verla a la mañana siguiente todavía con el zumbido en la cabeza por si no había quedado clara.

Su Arrebato me recuerda otras películas también de madrugada, también hechas por francotiradores: como Pajaricos y Pajarracos de Pasolini, el Fellini, ocho y medio o Lola Montes.
Hay que verlas a una edad determinada.
Iván Zulueta compartía con Erice (que no creo que vuelva a dirigir un largo) ese alejamiento de una tradición garbancera española, ese acercarnos a las vanguardias, una tradición paralela de la Transición que no cristalizó y que tan bien retrata Teresa M. Vilarós en El mono del desencanto.
Esta noche, como regresando al pasado, si la inercia de salir a la calle no me vence, veré sus cortos y tal vez, si se baja de Internet, Un, dos, tres, al escondite inglés.





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