Multasde 300 euros por no recoger los excrementos de perro. La noticia la colgó un
amigo caravaqueño en Facebook y varios otros caravaqueños le dieron al instante
un Me gusta.
¿Lectura apresurada o que se han mudado al municipio vecino de Calasparra, hartos de andar con la cabeza gacha por las calles de su ciudad esquivando excrementos? Porque quien prometió que su Ayuntamiento sería inflexible ante lo que se ha convertido en un problema fue el concejal calasparreño Pepe Vélez.
Conviene
señalar que -al instante también- una trabajadora del Ayuntamiento señaló que
en Caravaca existe una ordenanza similar.
¿Lectura apresurada o que se han mudado al municipio vecino de Calasparra, hartos de andar con la cabeza gacha por las calles de su ciudad esquivando excrementos? Porque quien prometió que su Ayuntamiento sería inflexible ante lo que se ha convertido en un problema fue el concejal calasparreño Pepe Vélez.
Esperemos
por tanto unos meses para alegrarnos por los calasparreños y centrémonos en la
ordenanza caravaqueña que, o no se cumple o de hacerlo podríamos -ahora que el
Gobierno de España ha frustrado nuestra esperanza de convertirnos en el huerto
solar de España entera- transformarnos en proveedores de abono, de tan
sucia está la ciudad (En 2009 escribe un artículo titulado Una ciudad sucia: Caravaca. Comparada con la Caravaca de hoy aquella relucía).
¿Qué
ciudad queremos lucir (no, por supuesto, su casco antiguo como está: La casa azul del casco antiguo) ahora que el Ayuntamiento acaba de presentar un renovadoMercado del Peregrino, pronto hará lo propio con el Medieval y -otra buena
noticia- es una de las ciudades participantes en las rutas teresianas?
Una
a la que los turistas deseen regresar, por tanto, confío -tengo confianza- en
que, en poco tiempo, y con igual diligencia con que se multa en la zona azul,
se penalizará a quienes han hecho de Caravaca su vertedero. También, como otro
atractivo que mostrar, confío en que se abrirá al público -cuando y como dicta
la Ley, no por la gracia de...-, el Convento de las Madres Carmelitas.
Aunque
no deberíamos quedarnos con la ciudad que exhibir, sino con la ciudad en que
vivir. Pero yo ando confiado, tanto que voy a darle un Me gusta al
enlace de mi amigo pensando en que pronto publicaré que la ordenanza
caravaqueña se cumple y no tener que pensar aquello de que "como fuera de
en casa del vecino de al lado en ningúna".
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