Mercado La Esperanza |
“Yo y mi nación contra el mundo.
Yo y mi clan contra mi nación. Yo y mi familia contra el clan. Yo y mi hermano
contra la familia. Yo contra mi hermano”. No sé si en nuestra comarca del Noroeste
para hacer política se aplican este proverbio somalí. Pero algunas actuaciones
no se entienden.
Mercadillo del Peregrino |
Pero ¿a ningún calasparreño o
caravaqueño entre los organizadores se le ocurrió levantar el teléfono y
decirse “si el Zacatín de Bullas es la primera semana de cada mes y el
Mesoncico de Cehegín la última, por qué no hacemos el de Caravaca la segunda
semana y el de Calasparra la tercera y no los dos el mismo domingo de cada
mes”? Sé que falta Moratalla y que aún no tenemos meses de cinco semanas, pero
entre dos mercadillos ya asentados como el bullero y el ceheginero, más vale un
poco de organización, sobre todo para Caravaca porque salvo domingos señalados
no puede atraer tantos turistas como el Santuario. Y de momento en Moratalla,
incomparable su casco antiguo para realizar un mercadillo una vez al mes, no lo
tiene.
¿Se intercambian los concejales
sus números de teléfono una vez que asumen el cargo? ¿Se llaman de vez en
cuando para hablar de proyectos comunes o por lo menos para que una concejalía
no le pise a otro su prueba deportiva estrella programando otra en la misma
fecha?
Mercadillos a un lado
(enhorabuena a los organizadores), el ejemplo más claro de ese “yo contra mi
hermano” fueron los dos auditorios inacabados de Caravaca y Cehegín: al menos
que sus esqueletos sirvan como advertencia a las próximas generaciones de lo
que no debe volver a repetirse.
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