miércoles, 19 de octubre de 2011

Caballos del Vino: ¿para qué la defensa en la Asamblea Regional?

Esta mañana en la Asamblea Regional de Murcia las secciones regionales de los partidos de notables nacionales han defendido (lo leo en todas las crónicas) la declaración de la Fiesta de los Caballos del Vino como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Qué sentido tiene un debate en el que se defiende "algo": los Caballos del Vino, los tambores de Moratalla si nadie está en contra. ¿Se podían haber ahorrado el trámite y votar desde casa? Habríamos ahorrado así algo de gasolina y de electricidad y agua embotellada para gaznates resecos de tanto alabar los Caballos del Vino. Todos por lo que leo orgullosísimos de su defensa: con lo bien que hubiera estado un acusador, no de la declaración (dios me libre), sino de tanta estupidez con dinero público. Por ejemplo: "Si estamos todos a favor, si nadie está en contra, a  mano alzada y pasemos a otro tema y debatamos en  lo que discrepemos para que la ciudadanía sepa de qué pie cojeamos cada uno". 
Esperemos que los señoritos y señoritas con dinero (hoy me levanté coplero) hayan debatido algún otro tema y que esto no se convierta en un monográfico sobre los Caballos del Vino (como el Consejo de Gobierno sobre Caravaca Jubilar) porque la impresión de la Asamblea Regional es que nos la podríamos ahorrar, ya que no sirve para nada. ¿Reformarla? Dios no lo quiera, si esa reforma supone algo parecido a la que propone Público para el Congreso de los Diputados: aumentar la Cámara Baja a 400 diputados... Más gasto inútil...
Espero que los "defensores" presentaran buenos argumentos, que una lágrima estratégica (pura emoción) resbalara por su mejilla, que los amigos de los defensores aplaudieran mucho y que los enemigos de unos defensores, pero a su vez amigos de otros defensores, no les silbaran y, por supuesto, que los caballistas que han acompañado invitaran a sus señorías a una fuchina caravaqueña que hiciera que por una vez estas señorías dijeran la verdad sobre algo...
En fin, que todos volvieran a casa sin ningún accidente que lamentar y que el trabajo callado y no las pasarelas de moda conviertan la fiesta de los Caballos del Vino en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad...
Salud sin fuchina de por medio.
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