Un pinguino en mi ascensor fue un placer culpable y un poco secreto hasta que en el 2000 lo raro se hizo moderno y volvieron los 80. Disco de hermanos y hermanas mayores (en mi caso, aunque conocía los éxitos, mi mayor enganche fue mis primeros años de universitario en Murcia con una vieja cinta de la hermana del Sola), nació en 1986 y sacó un último disco, malísimo por cierto, en 2004.
Ahora, tras un homenaje en la página de la nadadora, he vuelto a bajarme su discografía donde destacan Quiero ser un teenager norteamericano o En la variedad está la diversión, sin olvidar sus grandes éxitos como Espiando a mi vecina de enfrente o Atrapados en el ascensor. Hubo un capítulo de Friends donde Ross tocaba un órgano: el Pinguino era parecido pero mejor. Un mito si el mundo hubiera sido hispano parlante y no anglo.
Les dejo Juegas con mi corazón.
martes, 27 de octubre de 2009
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