Las primeras imágenes de Take Shelter llevan a pensar en El Incidente de M. Night Shyamalan: presagios de tormenta (la secuencia que abre), dos trabajadores horadando la tierra en busca de petróleo... Una posible venganza de la Naturaleza.
Nada más lejos el desarrollo de Take Shelter al de El Incidente (aunque Zooey no actúa -nunca lo hace-, no conviene desdeñar esta película del director indio al que ahora la crítica machaca sin demasiado criterio, aunque cualquier director mataría por su Last Airbender).
Michael Shannon, padre de familia con una hija sorda, parece ser el único que ve estos presagios que se complementan con pesadillas. ¿Visiones apocalípticas o locura dado el historial familiar que poco a poco conoceremos?
Con sabiduría, Jeff Nichols, el director, alterna el montaje de las secuencias de su hija y familia vendiendo en un rastro con normalidad con otras de Michael Shannon y sus pesadillas. Poco a poco su ¿locura? comienza a afectar al trabajo, a la familia: ¿es un drama sobre la inseguridad económica en el mundo actual: lo cercana que se encuentra la clase baja o media baja de la pobreza? ¿sobre la desintegración de una familia por enfermedad? ¿o el Apocalipsis se encuentra a la vuelta de la esquina?
Escribe Jeff Nichols en una entrevista con Juan Sardá: "el filme refleja el temor y la ansiedad social. Si preguntas por ahí, es asombroso cuánta gente te dirá que queda poco para el fin del mundo?
Lenta, larga, sin apenas sorpresas (aunque las secuencias de la orina, el bunker o ese enigmático final son de lo mejor que se ha rodado este año), con una excepcional música de David Wingo y, tal vez, la pareja del año (Michael Shannon y Jessica Chastain) puede resultarle aburrida a quien conciba el cine exclusivamente como espectáculo. Pero una vez que te sitúas en la cabeza de Michael Shannon y ya no sabes qué es real y qué fantasía se convierte en una experiencia espectacular, más todavía para los no amantes de la ciencia ficción y sí de los dramas.
La crisis económica y moral ha llenado 2011 y 2012 de filmes apocalípticos: los dos paletos de Bellflower (crítica mía aquí), los desheredados de esa obra maestra que es Himizu, el planeta Melancholia... ¿Hay algo más fotogénico que el fin del mundo?, se pregunta Román Gubern.
A mí solo se me ocurre la sangre. O la sangre sobre nieve.
Con Martha Marcy May y Shame, forma mi trío de pelis norteamericanas de año pasado (en el poker se incluiría Drive y en el repoker Hugo).
PD. Fantástica la opera prima de Jeff Nichols Shotgun Stories en el año 2007. Ahora el norteamericano tiene 34 años tan solo.
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