En la estación de autobuses de Murcia se puede comprar Mein Kampf de Hitler (aunque no sé en cuál de sus versiones: Hitler lo escribió en dos partes que luego se vendían juntos). Los derechos de este libro pertenecen al land de Baviera que ha decidido editarlo (en Alemania está prohibido: no así en España. En Turquía y en la India es un auténtico bestseller) antes de que sea de dominio público.
Leo en el editorial de El País una proclama llena de buenas intenciones en la que le parece incorrecta la decisión: "No parece sin embargo que las intenciones del Gobierno bávaro sean
comerciales, sino que su objetivo declarado es “desmitificar” Mi lucha,
que no solo leen los historiadores. También los grupos neonazis. No es
una decisión acertada, pues puede dar alas a una extrema derecha que
bajo otras formas, a veces poco dismuladas, está creciendo en esta
Europa que en algunos aspectos inquietantes puede empezar a coger tintes
de la de los años 30. Conviene recordar el pasado, y no repetirlo. No,
mejor nada de Mein Kampf".
Tecleando Mi lucha o Mein Kampf encuentras en Internet desde
extractos del libro hasta este completo.
Y cualquiera conoce que nada hay más excitante que lo
prohibido: prohiba lo que sea, siempre aparecerán adictos. Hasta los libros si
viviéramos en Fahrenheit 451.
Y como editorializa El País, si conviene recordar el pasado, mejor conocerlo en sus fuentes.
Y como editorializa El País, si conviene recordar el pasado, mejor conocerlo en sus fuentes.
Prohibir no, discutirlo, incluso que fuese de lectura
obligada: lo aburrido, lo repetitivo del libro alejará a muchos más jóvenes del
nazismo que tantos editoriales de los moralistas. El propio Hitler impidió en vida
su publicación en muchos idiomas, sobre todo el francés para que no
descubrieran sus intenciones.
Y si Mein Kampf se prohibe, ¿por qué no el Corán y la Biblia? (tampoco defiendo
la prohibición de estos: pocos ratos felices pasé yo de niño con el Antiguo
Testamento).
A cierta edad, prohibir es una invitación a
consumir.
Cuando llegó a España la fiebre de lo políticamente correcto norteamericana (coincidió con el Gobierno Zapatero):
tuve el temor de que se mutilara Tom Sawyer, la cabaña del Tío Tom, se denunciara que la mala de Instinto Básico
era bisexual… Si hasta los franceses con toda su alta cultura, se vieron en un
brete con Celine sí, Celine no. Nos libramos de una censura total a Quevedo o Lope de Vega (el Gobierno actual, imagino, ya prepara una edición a repartir en los colegios del ínclito Reig Pla, ex obispo de Cartagena y ahora de Alcalá: para progresar en este país debes ser un payaso o un miserable).
De serbios y luchas (un escrito anterior que creo que aún conserva su actualidad. Antoine Vitkine, autor de Mein Kampf, historia de un libro, finalizaba este ensayo: «Mein
Kampf está entre nosotros, y estará entre nosotros todavía por mucho
tiempo. Más vale, tanto en Occidente como en otros lugares, extraer de él
lecciones útiles».
4 comentarios:
Hola.
¿En qué tienda exactamente lo venden? Porque no lo vi ni en la web de Diego Marin...
Gracias : )
Donde se compran los billetes en la estación de autobuses de Murcia hay un puesto de libros donde estaba por lo menos a mediados de mayo. Existe (o existía) una librería en Barcelona, Europa, perteneciente a la extrema derecha, donde sé que estaba. Aunque en España no está prohibido imagino que muchas librerías no se atreverán a tenerlo por el qué dirán. Un saludo
http://www.libreriaeuropa.es/ Señalan en la web que ya no se encuentra a la venta.
Sí, lo de la librería Europa lo conocía, pero no quiero dejarles ahí mi dinero, manías mías.
Intentaré encontrarlo por Murcia (o si no pues por Amazon, que está también).
Gracias : )
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