
De Jim Caviezel me ofrecería para interpretar las últimas horas de vida de Ben Laden. El actor confiesa que la Meca le ha dado la espalda tras representar al Cristo de Gibson. «Demasiados judíos en Hollywood», mascullarían tanto Osama como Mel. El problema con la muerte (ajena) es que nos la tomamos demasiado en serio: ni llantina progre ni When God's on your side carca. En Twitter encontramos la salvación.