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viernes, 10 de abril de 2015
Termópilas. La verdadera historia de la batalla de los 300, de Paul Cartledge

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martes, 14 de enero de 2014
"Siempre hay otras opciones"
“Siempre hay otras opciones”, así finaliza su
crónica “1914. De la paz a la guerra” la historiadora Margaret MacMillan.
Regresar al pasado en busca de modelos que trasladar a “los tiempos difíciles” de
hoy tiene una parte de pereza intelectual. Pero el caso concreto de 1914, que
se conmemora, da para alguna comparación: por un lado, revivimos en 2014 su
nacionalismo teñido de racismo y, por otro, quién sabe si después de estos doce
meses Gran Bretaña se convertirá en la Pequeña Bretaña y se independizará
de España una de sus provincias más ricas, como implosionó tras la
Gran Guerra el Imperio austrohúngaro o
desapareció el Otomano.
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lunes, 5 de agosto de 2013
Vampiros en la Cueva Negra
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miércoles, 5 de septiembre de 2012
La España de Teresa Calvache, la España de hoy
"La mayoría con ropa muy vieja, alpargatas rotas..., pero lo que más me gustaba era ver los piojos saltando de cabeza en cabeza y pegándose por la ropa, y a la gente acabando con ellos hincándoles las uñas allí mismo", recuerda en la posguerra Teresa Calvache la cola en la tienda de Luis del Bacalao cuando los vales de racionamiento. Regresaron las colas a Caravaca, ahora en Cáritas, junto a la iglesia de La Concepción; colas que ya no distinguen entre lugareños y extranjeros.
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jueves, 3 de noviembre de 2011
Tras Munich 38...
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miércoles, 19 de octubre de 2011
"¡Queremos otro Shalit!"...
gritaba la multitud en Gaza mientras Hamás prometía otro Shalit.
Mal negocio el israelí: 477 presos por 1, este de ceder al chantaje del enemigo (no utilizaré "terrorista"). Siempre es mala señal, peor todavía cuando las condiciones de vida de los palestinos hacen miserable la existencia y creen, los alucinados de Alá, en un dios que les promete el Paraíso por asesinar.
La lección fue aprendida por los enemigos de Europa y Estados Unidos cuando Somalia: uno de los nuestros vale por cientos de los suyos... y más si pueden grabar una decapitación.
Pero ese casi 500 a 1 es un disparate se mire por donde se mire: trae más cuenta secuestrar a un colono o a un soldado que explotarse en Jerusalén. Es cierto que la sociedad israelí lo quería mayoritariamente, que Netanyahu se encuentra acosado por sus indignados y sus opciones de reelección a día de hoy son escasas y necesitaba un golpe de efecto, pero no entiendo este canje que solo puede traer consecuencias nefastas en un momento en que no es Israel precisamente una fortaleza: el declive del Imperio Americano, la fortaleza del Imperio Otomano, el antisemitismo europeo (aunque se llame antisionismo)... cada vez Israel se encuentra más solo porque la batalla de la propaganda la ganó hace décadas Palestina (a pesar de que los claroscuros en este futuro país son mayores que los de Israel: no una sociedad como las europeos pero sí lo más parecido en Oriente).
Leonardo Sciacia, en un libro apasionante, debatía sobre el secuestro de Aldo Moro por las Brigadas Rojas y, en sus conclusiones, él apostaba por su liberación (como había sucedido en anteriores ocasiones y como se filtraba en las cartas que los secuestradores dejaban escribir al propio Moro antes de asesinarlo). No creo que tuviera razón: ya no se trata de una democracia, o de tener o no razón, que en el caso de Israel es cuestionable en muchos aspectos: aunque no se trata como en el País Vasco donde unos (los etarras) matan y otros son asesinados, en una guerra también hay que saber cuándo negociar y cuándo no. Viendo las imágenes: esta ha sido una victoria clara para Hamás. Qué le queda a Israel: aparte de dejar caer una lluvia de bombas sobre Gaza y Cisjordania, solo veo dos soluciones próximas: la primera, meter una cuña entre la OLP y Hamás (siemrpe mejor que se maten entre ellos); la segunda, contratar como relaciones públicas a Kofi Annan y su pandilla (lo de Blair no ha resultado) cuando estos terminen su verano-otoño-invierno en el País Vasco.
Cierto es que la comida israelí dudo que esté tan rica como la vasca, pero siempre pueden prometerles un arbolito justo de esos israelíes y, utilizando sus contactos en la Industria de Hollywood (comentario racista: todos los productores son judíos), una película en la que Morgan Freeman interprete a Kofi Annan.
martes, 14 de junio de 2011
Artículos sobre la guerra de Victor Davis Hanson

Su patriotismo le restará lectores en Europa: "A los soldados del ejército estadounidense por todo lo que hacen" es la dedicatoria. Y la cita de Heráclito que lo comienza: "La guerra es la madre de todo, la reina de todo", molestará a quien piense que la guerra es algo cultural, que en el presente estamos menos predispuestos a matarnos unos a los otros (por lo menos los occidentales sí en el cuerpo a cuerpo).
martes, 5 de abril de 2011
Invasión a la tierra: ¿quién es John Wayne?

Tras una hazaña del personaje interpretado por Aaron Eckhart, uno de sus compañeros marines le pregunta si se cree John Wayne. A lo que otro pregunta: ¿quién es John Wayne?
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jueves, 31 de marzo de 2011
No end in sight, la anterior del director de Inside Job

El documentalista de Inside Job, Charles Ferguson, no hacer arte sino periodismo de investigación. Progresista, crítico con el poder, sin cargar con el narcisimos y la demagogia de Michael Moore, su documental de 2007 sobre Iraq, No end in sight (2007), da pereza en 2011.
Por fortuna, apenas le presta atención a las mentiras de la guerra, la propia guerra o las torturas; sino a la formación de la OHRA y su sustitución por la CPA.
Cómo al frente de la primera estaba una persona (con buena fe) pero que anteriormente se había encargado de labores humanitarias y de reconstrucción para veinte mil personas y ahroa debía encargarse de Iraq (EEUU preparó durante dos años antes de la invasión, las decisiones sobre Alemania tras la caída de Hitler; la OHRA tuvo sesenta días). Voluntariosos pero insignificantes: pidieron que se protegieran veinte edificios de los saqueos (entre ellos el Museo Arqueológico y la Biblioteca Nacional) y no quedó ninguno; pidieron que Estados Unidos decretara la Ley Marcial y tampoco le hicieron caso; advirtieron que para pacificar un país se necesitaba más soldados que para derrotarlos y tampoco; apenas uno o dos hablaba árabe... Un desastre, pero fueron sustituidos por la CPA, aún peor: Rumsfeld, Bremer, Slocombe tomaron la decisión de expulsar a los funcionarios y licenciar al ejército sin consultarles. El Ejército sería el equivalente a cinco millones de soldados en Estados Unidos: todos entrenados, armados y sin trabajo: aquí empieza la auténtica guerra (aunque los mercenarios jugaban con los iraquíes antes al tiro al blanco), con la voladura de la sede de ONU y el asesinato de Vieira de Mello que se había negado a que el edificio estuviera en la Zona Verde...
Muy bueno, porque huye del tópico y porque nos plantea qué hacer en Libia. No si la guerra de Iraq y la de Libia son lo mismo, sino qué hacer una vez que se expulse a Gadafi; en el caso de Iraq por los testimonios los ciudadanos en su mayoria hubieran preferido una intervención mayor: pero los norteamericanos se limitaron a mirar mientras no los atacaran.
PD. El mayor ejemplo de estupidez: un periodista se encontró a un chaval al que daba clase en la Universidad al que habían encargado que organizara el tráfico en Bagdag. Imagínense como salió eso.
PD2. Un profesor universitario señala sobre el desastre: "No sé qué estaría fumando Bush y CIA pero tenía que ser buena mierda".
PD3. El documental termina con un soldado norteamericano herido que pregunta impotente: ¿Me estás diciendo que Estados Unidos no podemos hacer mejor las cosas?
miércoles, 23 de marzo de 2011
Sí a la guerra en Libia
Creo que hay guerras justas, como lo fue la II Guerra Mundial. O por lo menos que se acercan al ideal que entendemos por justo: en la II Guerra Mundial el ideal hubiera sido democracias contra totalitarismos (comunista y nazi) y, tras la victoria aliada, paseo por la Península Ibérica a por Franco y Salazar. Claro, que nazis y soviéticos habrían derrotado a Gran Bretañá antes que Estados Unidos se armara. Afganistán o Iraq (en la I Guerra del Golfo, cuando chiitas y kurdos se levantaron animados por las radios occidentales, a lo Checoslovaquia y la CIA), sin necesidad de 11-S.
Pero hay momentos, además de la mentira de las armas de destrucción masiva, quién podría esperar que los iraquíes tras el embargo y la masacre recibieran a USA como libertador. No era el momento Sadam, como tampoco lo sería por razones obvias atacar China (las peores dictaduras). Saddam no es peor ni mejor que Gadafi que el amigo árabe de nuestro Rey o que Castro.
Entiendo que hay personas que se muestran contrarias por principios a las guerras, pero no me vale el argumento de "ayer este era nuestro amigo" (una vez de cubatas con un Dictador, de cubatas siempre) o "por qué este sí y este no" (porque Corea del Norte lo mismo se desata y te tira un misul nuclear, claro que todo tiene truco, cómo no van a proliferar así las armas nucleares).
Lo que no me parece bien es el argumento ONU tan en boca de nuestro Gobierno. Ni China ni Rusia son democracias; Francia y Gran Bretaña viven en decadencia desde la II Guerra Mundial, solamente Estados Unidos es una democracia fuerte. ¿Por qué no está Brasil, Alemania, India y Turquía? Y qué decir de la Asamblea permanente donde se mezclan tiranos con demócratas.
Solamente la OTAN y la UE tienen importancia para nuestras decisiones, o una ONU refundada (aunque, o cambian también la votación o yo voto a Zapatero o Rajoy o el Tonto de mi Pueblo pero ni voto al Secretario General de la ONU ni a la Banca Internacional que acaba decidiendo por mí).
Así que no creo que Zapatero ni nadie deba aferrarse al argumento ONU. ¿Y si la ONU acordara en un futuro atacarnos? La política exterior española se mueve entre la cobardía: la no felicitación al Nóbel chino; acciones correctas como Libano y ahora Libia (aunque en esta última siempre a remolque); o disparates tales como pretender que el Sáhara Occidental y Kosovo son el País Vasco.
España no debería tener miedo a la autodeterminación ni a tomar decisiones controvertidas aunque la ONU calle. A mí me gustaría un Gobierno Internacional (por lo menos el regional lo quitaría, no es ser centralista, jacobino, como prefieran, cuando te roba el de al lado te das cuenta antes, también de su analfabetismo, aunque desde el invento de la tele es muy difícil esconder la estupidez de la clase política). ¿Dudas sobre las acciones militares? Muchas.
Escribía Santiago González: "Sobre la guerra de Libia esperaré para pronunciarme, aunque la falta de un propósito claro, -¿Se trata de echar a Gadafi, como sostenían Sarkozy, Cameron y Zapatero o no?,-el no saber quienes son los rebeldes a los que apoyamos, la actitud de Merkel, la incógnita de Italia son elementos de incertidumbre para el futuro de la operación". Yo ya tengo claro el sí, pero bombardearán una boda (además civil, las bombas inteligentes) y ya me mosquearé...
Pero hay momentos, además de la mentira de las armas de destrucción masiva, quién podría esperar que los iraquíes tras el embargo y la masacre recibieran a USA como libertador. No era el momento Sadam, como tampoco lo sería por razones obvias atacar China (las peores dictaduras). Saddam no es peor ni mejor que Gadafi que el amigo árabe de nuestro Rey o que Castro.
Entiendo que hay personas que se muestran contrarias por principios a las guerras, pero no me vale el argumento de "ayer este era nuestro amigo" (una vez de cubatas con un Dictador, de cubatas siempre) o "por qué este sí y este no" (porque Corea del Norte lo mismo se desata y te tira un misul nuclear, claro que todo tiene truco, cómo no van a proliferar así las armas nucleares).
Lo que no me parece bien es el argumento ONU tan en boca de nuestro Gobierno. Ni China ni Rusia son democracias; Francia y Gran Bretaña viven en decadencia desde la II Guerra Mundial, solamente Estados Unidos es una democracia fuerte. ¿Por qué no está Brasil, Alemania, India y Turquía? Y qué decir de la Asamblea permanente donde se mezclan tiranos con demócratas.
Solamente la OTAN y la UE tienen importancia para nuestras decisiones, o una ONU refundada (aunque, o cambian también la votación o yo voto a Zapatero o Rajoy o el Tonto de mi Pueblo pero ni voto al Secretario General de la ONU ni a la Banca Internacional que acaba decidiendo por mí).
Así que no creo que Zapatero ni nadie deba aferrarse al argumento ONU. ¿Y si la ONU acordara en un futuro atacarnos? La política exterior española se mueve entre la cobardía: la no felicitación al Nóbel chino; acciones correctas como Libano y ahora Libia (aunque en esta última siempre a remolque); o disparates tales como pretender que el Sáhara Occidental y Kosovo son el País Vasco.
España no debería tener miedo a la autodeterminación ni a tomar decisiones controvertidas aunque la ONU calle. A mí me gustaría un Gobierno Internacional (por lo menos el regional lo quitaría, no es ser centralista, jacobino, como prefieran, cuando te roba el de al lado te das cuenta antes, también de su analfabetismo, aunque desde el invento de la tele es muy difícil esconder la estupidez de la clase política). ¿Dudas sobre las acciones militares? Muchas.
Escribía Santiago González: "Sobre la guerra de Libia esperaré para pronunciarme, aunque la falta de un propósito claro, -¿Se trata de echar a Gadafi, como sostenían Sarkozy, Cameron y Zapatero o no?,-el no saber quienes son los rebeldes a los que apoyamos, la actitud de Merkel, la incógnita de Italia son elementos de incertidumbre para el futuro de la operación". Yo ya tengo claro el sí, pero bombardearán una boda (además civil, las bombas inteligentes) y ya me mosquearé...
miércoles, 17 de noviembre de 2010
La obsesión con las fechas de retirada
Nada habría más divertido, sino fuera por los miles de muertos, que los continuos cambios de planes de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Más todavía cuando especulan el día y la hora en que se marcharan. Ya lo hicieron en Irak: una fecha que había que cumplir: ahora los cristianso iraquíes tienen que abandonar el país.
En Afganistán, la última, según Rasmussen, no el ciclista que se dopó, el secretario de la OTAN, se marcharán en 2014.
Todavía pretenden que nos creamos que se trata de una guerra convencional, de ocupación de un país. Como decia Chaves Nogales, respecto al Estado Mayor del Ejército francés en la II Guerra Mundial: "siempre van con una guerra de retraso".
En cambio, el nuevo jefe de las Fuerzas Armadas británicas lo tiene claro: "En una guerra convencional, la derrota y la victoria son cosas que están muy claras y que se simboliza con las tropas desfilando en la capital de otra nación. Ante todo, nos tenemos que preguntar: '¿Necesitamos derrotarles en el sentido tradicional de una victoria clara?'. Yo diría que eso no es necesario y que nunca se podrá conseguir. Pero, ¿podemos contenerlos hasta el punto de que nosotros y nuestros hijos podamos vivir tranquilos? Creo que sí".
30 años tal vez de amenaza de Al Qaeda con armas como la educación, prosperidad, comprensión y democracia.
Gran Bretaña tiene un jefe de las Fuerzas Armadas con las ideas claras y que no tiene prejuicios en comparar fascismo e islamismo y un viceprimerministro, Nick Clegg, que se ha mostrado partidario de que se juzgue a los responsables de la guerra de Irak. Mucho más de lo que tiene España y Estados Unidos.
En Afganistán, la última, según Rasmussen, no el ciclista que se dopó, el secretario de la OTAN, se marcharán en 2014.
Todavía pretenden que nos creamos que se trata de una guerra convencional, de ocupación de un país. Como decia Chaves Nogales, respecto al Estado Mayor del Ejército francés en la II Guerra Mundial: "siempre van con una guerra de retraso".
En cambio, el nuevo jefe de las Fuerzas Armadas británicas lo tiene claro: "En una guerra convencional, la derrota y la victoria son cosas que están muy claras y que se simboliza con las tropas desfilando en la capital de otra nación. Ante todo, nos tenemos que preguntar: '¿Necesitamos derrotarles en el sentido tradicional de una victoria clara?'. Yo diría que eso no es necesario y que nunca se podrá conseguir. Pero, ¿podemos contenerlos hasta el punto de que nosotros y nuestros hijos podamos vivir tranquilos? Creo que sí".
30 años tal vez de amenaza de Al Qaeda con armas como la educación, prosperidad, comprensión y democracia.
Gran Bretaña tiene un jefe de las Fuerzas Armadas con las ideas claras y que no tiene prejuicios en comparar fascismo e islamismo y un viceprimerministro, Nick Clegg, que se ha mostrado partidario de que se juzgue a los responsables de la guerra de Irak. Mucho más de lo que tiene España y Estados Unidos.
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viernes, 18 de diciembre de 2009
lunes, 31 de agosto de 2009
¿Por qué luchamos? Afganistán

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sábado, 8 de agosto de 2009
La memoria histórica reinventada: un artículo de Santiago Gonzále sobre María Teresa Fernández de la Vega
Lo malo de la memoria, aunque sea la de una sola persona y no conforme eso llamado memoria histórica, es que falla: nos miente a sabiendas y nos miente sin saber. Años después de la II Guerra Mundial, en una encuesta a italianos que vivieron el fascismo le preguntaban sobre el nivel de vida que les había traído: un porcentaje importante señalaba que se vivía mejor. Pero los datos de la época les decían a los historiadores que lo que creían los italianos era mentira.
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Santiago González
jueves, 2 de julio de 2009
¿El fracaso en Iraq?
Comparto algunas partes del análisis de Lluís Bassets sobre la invasión de Iraq. Pero quiero reproducir dos párrafos de los que discrepo (los transcribiré en negrita): "Fue una guerra injusta según los parámetros más clásicos. La causa era falsa: no había armas de destrucción masiva ni Sadam Hussein tenía relaciones con Al Qaeda. Fue mal conducida, y la prueba ha sido su duración y su fin todavía indeterminado. No se libró con la autoridad legítima que debía ser la de una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Y no se lanzó como último recurso. Pero las guerras no se pierden por injustas, sino por mal libradas. Eran equivocados y confusos sus objetivos y fueron pésimos los medios que se dispuso para obtenerlos. Hasta qué punto el coste irracional de la guerra ha influido en la actual recesión es otro de los puntos para la polémica".
"Fue una guerra injusta según los parámetros más clásicos". Y: ""No se libró con la autoridad legítima que debía ser la de una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas".
Michael Walzer ha escrito un libro titulado Guerras justas e injustas. Un razonamiento moral con ejemplos históricos que puede ayudar al lector a entender qué es una guerra justa. Sin embargo, el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner (además de cofundador de Médicos sin Fronteras) lleva años repitiendo que existe el derecho a una guerra cuando se realiza por razones humanitarias. Evidentemente lo peor ya había pasado en Iraq: los millones de muertos por los iraníes, los kurdos asesinados por Sadam, los iraquíes destrozados por los bombardeos de la Primera Guerra del Golfo... Es decir, lo peor ya había pasado. Existen en el mundo muchos países donde su población es explotada de igual o peor manera por sus presidentes y no se hace nada (en algunos casos, como China, por motivos evidentes). Sí, por tanto, a la guerra de Afganistán y no a la de Iraq. Pero no porque haya un resolución del Consejo de Seguridad como pretende Lluís Bassets. Éste está formado por quince miembros, cinco permanentes entre los que está una dictadura (China) y un país en vías de convertirse en otra (Rusia), además de diez miembros temporales (hay que tener en cuenta que en la ONU conviven dictaduras con democracias.
En definitiva, se puede entrar en guerra por motivos humanitarios (darían para guerrear en toda el África negra), aunque bombardear no parece la mejor manera de atraerse a la población civil, y que la ONU es refugio de sátrapas y dictadores, además de que unos países se han arrogado el derecho de veto. Por tanto, un aval de la Unión Europea (si es posible junto a Estados Unidos) me parece más legítimo, ya que hablamos de guerras legítimas, que todas las resoluciones de la ONU.
Pero sí: la guerra de Iraq, como dice Basset, se hizo mal: no se pierdan la miniserie Generation Kill que sigue a un grupo de marines: la Segunda Guerra del Golfo en la tele del salón con la calidad de HBO.
"Fue una guerra injusta según los parámetros más clásicos". Y: ""No se libró con la autoridad legítima que debía ser la de una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas".
Michael Walzer ha escrito un libro titulado Guerras justas e injustas. Un razonamiento moral con ejemplos históricos que puede ayudar al lector a entender qué es una guerra justa. Sin embargo, el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner (además de cofundador de Médicos sin Fronteras) lleva años repitiendo que existe el derecho a una guerra cuando se realiza por razones humanitarias. Evidentemente lo peor ya había pasado en Iraq: los millones de muertos por los iraníes, los kurdos asesinados por Sadam, los iraquíes destrozados por los bombardeos de la Primera Guerra del Golfo... Es decir, lo peor ya había pasado. Existen en el mundo muchos países donde su población es explotada de igual o peor manera por sus presidentes y no se hace nada (en algunos casos, como China, por motivos evidentes). Sí, por tanto, a la guerra de Afganistán y no a la de Iraq. Pero no porque haya un resolución del Consejo de Seguridad como pretende Lluís Bassets. Éste está formado por quince miembros, cinco permanentes entre los que está una dictadura (China) y un país en vías de convertirse en otra (Rusia), además de diez miembros temporales (hay que tener en cuenta que en la ONU conviven dictaduras con democracias.
En definitiva, se puede entrar en guerra por motivos humanitarios (darían para guerrear en toda el África negra), aunque bombardear no parece la mejor manera de atraerse a la población civil, y que la ONU es refugio de sátrapas y dictadores, además de que unos países se han arrogado el derecho de veto. Por tanto, un aval de la Unión Europea (si es posible junto a Estados Unidos) me parece más legítimo, ya que hablamos de guerras legítimas, que todas las resoluciones de la ONU.
Pero sí: la guerra de Iraq, como dice Basset, se hizo mal: no se pierdan la miniserie Generation Kill que sigue a un grupo de marines: la Segunda Guerra del Golfo en la tele del salón con la calidad de HBO.
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